– Encías más sanas
Cuando los dientes están alineados se minimiza la acumulación de placa bacteriana en los dientes, previniendo así la caries dental y la aparición de gingivitis y periodontitis.
– Masticar bien:
Cada vez que muerdes, tus dientes tienen que aguantar mucha presión. En caso de que estén mal alineados, eso puede provocar una distribución desigual de las fuerzas masticatorias, que tiene consecuencias tanto en el desgaste de los dientes como en el resto del sistema masticatorio.
– Hablar mejor:
Nuestra pronunciación está directamente ligada a los dientes. Por ello, problemas como los diastemas (dientes espaciados), mordidas cruzadas, ausencias dentales, apiñamiento… pueden afectar a nuestra manera de hablar.
– Mejora la digestión de los alimentos:
Unos dientes bien alineados trituran bien la comida, en cambio una boca mal posicionada, hace que los alimentos lleguen a nuestro sistema digestivo vagamente triturados, de manera que aumenta la secreción ácida del estómago para poder digerir todo el bolo alimenticio, pudiendo ocasionar problemas tan comunes como la acidez de estómago, el reflujo…